English:
Finding Hope During the Holidays
Christmas is often seen as a season of joy, filled with loved ones, celebrations, and togetherness. But for many, this time of year can feel heavy with grief, loss, and loneliness. Perhaps you’ve experienced the pain of missing someone or something you’ve lost, even while surrounded by people. I understand this feeling deeply—being physically present but emotionally distant, longing for what is no longer there.
During a particularly hard season, I found myself feeling hopeless and purposeless. Yet God began a healing work in my life, starting with small, intentional steps. Here are some of the lessons I learned on my journey to finding hope:
1. Step Out of Isolation
When I felt most alone, I realized the importance of surrounding myself with people who could uplift and encourage me. God designed us to live in community, not isolation. Ecclesiastes 4:9-10 reminds us:
“Two are better than one, because they have a good return for their labor: If either of them falls down, one can help the other up. But pity anyone who falls and has no one to help them up.”
2. Care for Yourself
I started doing small things to care for myself, like fixing my hair, putting on makeup, and wearing outfits that made me feel confident. These simple acts of self-care reminded me that I am God’s masterpiece, created in His image (Ephesians 2:10).
3. Let Go of Painful Reminders
I began decluttering my life, including letting go of objects that carried painful memories. This act of release was freeing and allowed me to make space for healing. Isaiah 43:18-19 encourages us:
“Forget the former things; do not dwell on the past. See, I am doing a new thing!”
4. Pour Out Your Heart to God
One of the most transformative steps I took was being completely honest with God. I told Him about my loneliness, grief, and struggles, and I asked Him to take control of my life. Psalm 34:18 says:
“The Lord is close to the brokenhearted and saves those who are crushed in spirit.”
I also prayed for God’s will to be done in my life, surrendering my plans and desires. This act of surrender brought peace, even as I waited for His answers.
5. Trust in His Timing
God’s faithfulness showed up in ways I never imagined. In the following year, He gave me a new perspective. I learned to honor those I had lost by living a life that would make them proud. I leaned on God’s Word instead of my own understanding (Proverbs 3:5-6). He healed my heart, provided me with a home, brought incredible people into my life, and opened doors for my future.
A Message for You
If you’re feeling overwhelmed this holiday season, know that you are not alone. God’s plans are greater than we can imagine, even when they feel unclear. Isaiah 55:8-9 reminds us:
“For my thoughts are not your thoughts, neither are your ways my ways,” declares the Lord. “As the heavens are higher than the earth, so are my ways higher than your ways and my thoughts than your thoughts.”
Trust Him in the midst of your pain, and live a life that honors Him. He will take care of the rest.
Reflection
This season, I invite you to take your burdens to God, trusting that He is working all things for your good (Romans 8:28). Whether through prayer, community, or small acts of self-care, let this be a time of hope and healing.
You are loved. Remember that God’s love for you is everlasting and unchanging. Jeremiah 31:3 says:
“I have loved you with an everlasting love; I have drawn you with unfailing kindness.”
You are seen. Just as Hagar declared in Genesis 16:13, “You are the God who sees me,” know that God sees your heart, your pain, and your circumstances. You are never invisible to Him.
God is with you. In Matthew 28:20, Jesus promises:
“And surely I am with you always, to the very end of the age.”
Whatever you are going through, you can rest assured that God is by your side, offering His comfort and strength.
You are loved. You are seen. And God is with you.
Español:
Encontrando Esperanza Durante las Fiestas
La Navidad suele verse como una temporada de alegría, llena de seres queridos, celebraciones y unión. Sin embargo, para muchos, esta época del año puede sentirse pesada con el peso del duelo, la pérdida y la soledad. Tal vez has experimentado el dolor de extrañar a alguien o algo que has perdido, incluso estando rodeado de personas. Entiendo profundamente ese sentimiento: estar físicamente presente pero emocionalmente distante, anhelando lo que ya no está.
Durante una temporada particularmente difícil, me encontré sintiéndome sin esperanza y sin propósito. Sin embargo, Dios comenzó una obra de sanidad en mi vida, empezando con pequeños pasos intencionales. Aquí están algunas de las lecciones que aprendí en mi camino hacia la esperanza:
1. Sal de la Aislamiento
Cuando me sentí más sola, me di cuenta de la importancia de rodearme de personas que pudieran animarme y levantarme. Dios nos diseñó para vivir en comunidad, no en aislamiento. Eclesiastés 4:9-10 nos recuerda:
“Más valen dos que uno, porque obtienen más fruto de su esfuerzo. Si caen, el uno levanta al otro. ¡Ay del que cae y no tiene quien lo levante!”
2. Cuida de Ti Mismo (a)
Comencé a hacer cosas pequeñas para cuidarme, como arreglarme el cabello, maquillarme y usar ropa que me hiciera sentir segura. Estos simples actos de cuidado personal me recordaron que soy una obra maestra de Dios, creada a Su imagen (Efesios 2:10).
3. Suelta los Recuerdos Dolorosos
Empecé a despejar mi vida, incluyendo dejar ir objetos que llevaban recuerdos dolorosos. Este acto de liberación fue muy sanador y me permitió hacer espacio para la sanidad interior. Isaías 43:18-19 nos anima:
“Olviden las cosas de antaño; ya no vivan en el pasado. ¡Voy a hacer algo nuevo! Ya está sucediendo, ¿no se dan cuenta?”
4. Derrama tu Corazón delante de Dios
Uno de los pasos más transformadores que tomé fue ser completamente honesta con Dios. Le conté sobre mi soledad, mi dolor y mis luchas, y le pedí que tomara el control de mi vida. El Salmo 34:18 dice:
“El Señor está cerca de los quebrantados de corazón y salva a los de espíritu abatido.”
También oré para que se cumpliera la voluntad de Dios en mi vida, rindiendo mis planes y deseos. Este acto de entrega trajo paz, incluso mientras esperaba Sus respuestas.
5. Confía en Su Tiempo
La fidelidad de Dios se manifestó de maneras que nunca imaginé. En el año siguiente, Él me dio una nueva perspectiva. Aprendí a honrar a aquellos que había perdido viviendo una vida que los haría sentir orgullosos. Me apoyé en la Palabra de Dios en lugar de en mi propio entendimiento (Proverbios 3:5-6). Él sanó mi corazón, me proveyó un hogar, trajo personas increíbles a mi vida y abrió puertas para mi futuro.
Un Mensaje Para Ti
Si te sientes abrumado durante esta temporada navideña, recuerda que no estás solo. Los planes de Dios son más grandes de lo que podemos imaginar, incluso cuando parecen inciertos. Isaías 55:8-9 nos recuerda:
“Porque mis pensamientos no son los de ustedes, ni sus caminos son los míos —afirma el Señor—. Mis caminos y mis pensamientos son más altos que los de ustedes; ¡más altos que los cielos sobre la tierra!”
Confía en Él en medio de tu dolor y vive una vida que lo honre. Él se encargará del resto.
Reflexión
En esta temporada, te invito a llevar tus cargas a Dios, confiando en que Él está haciendo que todo obre para tu bien (Romanos 8:28). Ya sea a través de la oración, la comunidad o pequeños actos de autocuidado, deja que este sea un tiempo de esperanza y sanidad.
Eres amado(a). Recuerda que el amor de Dios por ti es eterno e inmutable. Jeremías 31:3 dice:
“Con amor eterno te he amado; por eso te sigo con fidelidad.”
Eres visto. Tal como Agar declaró en Génesis 16:13, “Tú eres el Dios que me ve,” recuerda que Dios ve tu corazón, tu dolor y tus circunstancias. Nunca eres invisible para Él.
Dios está contigo. En Mateo 28:20, Jesús promete:
“Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo.”
Lo que sea que estés atravesando, puedes tener la certeza de que Dios está a tu lado, ofreciéndote Su consuelo y fortaleza.
Eres amado. Eres visto. Y Dios está contigo.
Written by Edelmaris “Edela” Colindres